Es difícil hablar de Lamborghini sin destacar lo bien que la marca de Sant’Agata ha sabido crecer en los últimos años, con pequeños pero importantes pasos, sin buscar nichos ajenos al negocio en el que han brillado por más de medio siglo, manteniendo esa esencia de los deportivos más radicales y llamativos, aquellos dignos de póster y postal.Y todo apunta a que en los próximos años ese crecimiento no se va a detener. Al éxito del Lamborghini Aventador se une el lanzamiento del nuevo Lamborghini Huracán LP 610-4. Stephan Winkelmann solo ha necesitado un mes de presentaciones privadas a sus clientes VIP para que las reservas alcancen la brillante cifra de 700 unidades. Pensemos que buena parte de estos modelos irán destinados precisamente a esos clientes, los que ya tienen un Lamborghini en su garaje.
La cifra es espectacular y parece que indiscutiblemente superará con creces las 1.120 unidades del Gallardo en 2013 y que tanto el Huracán como el Aventador llevarán a Lamborghini muy por encima de las 2.121 entregas del año pasado.
Lamborghini también tiene un problema. Bendito problema, que dirían algunos. Estoy convencido de que en Sant’Agata muy pocos podían imaginarse el éxito que a la postre ha cosechado el Lamborghini Aventador, primero con su variante de techo cerrado y más tarde con un socorrido Roadster. Tras su halo de exclusividad y sus precios, en el orden de los 400.000 euros, se esconde todo un best seller para una marca tan exclusiva como Lamborghini. Solo el Aventador vende más de 1.000 unidades al año y su tirada se limitó inicialmente a 4.000 unidades.
La complejidad técnica del ensamblado de su monocasco de fibra de carbono provoca un cuello de botella importante en la factoría. No se pueden construir más de cinco unidades del Aventador al día (el ritmo exacto está en torno a 4,5 unidades) y para comenzar con la producción de este coche tuvieron que construir un centro específico en Sant’Agata, anexo a la línea de ensamblado habitual, para moldear su avanzado monocasco siguiendo una técnica patentada por la marca.
Con un proceso de ensamblado tan delicado, se entiende que Lamborghini ya tenga reservada toda la producción del Aventador y el Aventador Roadster para los próximos doce meses. Así las cosas, y según nuestras cuentas, en 2015 se habrán vendido las 4.000 que habían sido proyectadas inicialmente.
¿Qué sucederá cuando se produzcan esas 4.000 unidades? ¿Habrá sucesor para el Aventador? ¿Una versión más potente y radical? Eso solo lo sabe Lamborghini…
Fuente: Diariomotor
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